A lo que los cinco densos sentidos perciben
A lo que repiten los que repiten lo que le enseñaron que repitieran
Sin entender a cabalidad lo que están repitiendo
Ni tampoco lo que le enseñaron
Porque le prestaron tanta atención a lo que repetían los otros
Y los que vinieron justo antes de ellos
Que se olvidaron de lo que antes hacían
Cuando decían e imaginaban cosas que quizás ya nunca podrán ser repetidas
Por sus ya atrofiados cerebros
Por su miedo y su cólera y sus almas decaídas
Y lo inmutable dentro de ellos está ahí,
Ahí
Y lo intangible para ellos es sólo eso,
Intangible
El “hoy” parece una obsesión de la hediondez humana. Quizá otro mecanismo de control tan inserto en nosotros como el mismo “ser humano”. Aunque dicha razón podría ser ni más ni menos que las palabras de un paranoico que empezó a entrever el mundo como un ojo gigante no muy alejado de la novela de Orwell donde los controles parecen ser la salvación del ser humano.
ResponderEliminarUna perturbación no puede carecer de algún sentido, es tan humana como quien la padece, pues solo un humano podría pensar que la radicalización de sus miedos es perturbadora de la realidad. ¿Acaso la indocilidad no es inherente al hombre?
Si, al hombre, pero todas aquellas soluciones o características del hombre suelen ser problemas inconfesables o trastornos coyunturales en el álter ego de la misma especie más conocido para nosotros como humanidad.